diciembre 26, 2025
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Después de 33 años, Bernardo Quintero decidió que era hora de encontrar a la persona que había cambiado su vida: el programador anónimo que creó un virus informático que había infectado su universidad décadas antes.

El virus, llamado Virus Málaga, era en su mayor parte inofensivo. Pero el desafío de derrotarlo despertó la pasión de Quintero por la ciberseguridad y finalmente lo llevó a fundar VirusTotal, una startup que Google adquirió en 2012. Esta adquisición trajo el principal centro europeo de ciberseguridad de Google a Málaga, transformando la ciudad española en un centro tecnológico.

Todo gracias a un pequeño programa de malware creado por alguien cuya identidad Quintero nunca supo.
Movido por la nostalgia y el agradecimiento, Quintero inició una búsqueda a principios de este año. Pidió a los medios españoles que intensifiquen su búsqueda de pistas. Volvió a profundizar en el código del virus, buscando pistas que su yo de 18 años podría haber pasado por alto. Y finalmente resolvió el misterio compartiendo la agridulce solución en una publicación de LinkedIn que se volvió viral.

La historia comienza en 1992, cuando un profesor encargó al joven Quintero que desarrollara un programa antivirus para el programa de 2.610 bytes que se había extendido en los ordenadores de la Escuela Politécnica de Málaga. “Este desafío en mi primer año de universidad despertó un profundo interés en los virus informáticos y la seguridad, y sin él mi camino podría haber sido muy diferente”, dijo Quintero a TechCrunch.

La búsqueda de Quintero se vio favorecida por sus instintos de programación. A principios de este año, dejó su puesto de director de equipo para volver “a la cueva, al sótano de Google”. No dejó la empresa; En cambio, comenzó a retocar y experimentar nuevamente sin asumir roles de liderazgo.

Esta mentalidad cambiante también lo llevó a reexaminar Virus Málaga, buscando detalles que su yo de 18 años se habría perdido. Al principio encontró fragmentos de una firma, pero gracias a otro experto en seguridad descubrió una variante posterior del virus con una pista mucho más clara: “KIKESOYYO”. “Kike soy yo” se traduciría como “Yo soy Kike”, un apodo común para “Enrique”.

Casi al mismo tiempo, Quintero recibió un mensaje directo de un hombre que ahora es el coordinador general de transformación digital de la ciudad española de Córdoba, afirmando que había visto a uno de sus compañeros de la Politécnica causando el virus. Muchos detalles encajaron, pero uno en particular destacó: sabía que el mensaje oculto del virus -llamado carga útil en términos de ciberseguridad- era una declaración que condenaba al grupo terrorista vasco ETA, un hecho que Quintero nunca había revelado.

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Luego, el informante le dio un nombre a Quintero, Antonio Astorga, pero también compartió la noticia de que había fallecido.

Esto golpeó a Quintero como un golpe. Ahora ya no podría volver a preguntarle a Antonio sobre “Kike”. Pero siguió con el hilo y el giro argumental vino de la mano de la hermana de Antonio, quien reveló que su nombre de pila era en realidad Antonio Enrique. Para su familia él era Kike.

El cáncer se llevó a Antonio Enrique Astorga antes de que Quintero pudiera agradecerle en persona, pero la historia no queda ahí. La publicación de Quintero en LinkedIn arroja nueva luz sobre el legado de un “brillante colega que merece ser reconocido como pionero de la ciberseguridad en Málaga”, y no solo porque ayudó a Quintero a descubrir su vocación.

Según su amigo, el virus de Astorga no tenía otro objetivo que difundir su mensaje antiterrorista y demostrar su valía como programador. Al igual que Quintero, el interés de Astorga por las TI continuó y se convirtió en profesor de informática en una escuela secundaria que nombró su aula de TI en su memoria.

El legado de Astorga sigue vivo fuera de estos muros, y no sólo a través de sus alumnos. Uno de sus hijos, Sergio, se graduó recientemente en ingeniería de software y está interesado en la ciberseguridad y la computación cuántica, una conexión significativa para Quintero. “La oportunidad de cerrar este círculo ahora y ver a las nuevas generaciones construir sobre él es profundamente significativa para mí”, dijo Quintero.

Para Quintero, que sospecha que sus caminos se volverán a cruzar, Sergio es “muy representativo del talento que hoy está surgiendo en Málaga”. Esto, a su vez, se debe a que VirusTotal sentó las bases de lo que más tarde se convertiría en el Centro de Ingeniería de Seguridad de Google (GSEC), y encabezó la colaboración con la Universidad de Málaga que convirtió a la ciudad en un auténtico centro de talento en ciberseguridad.

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