¿Las malas palabras pueden ayudarte a realizar un entrenamiento u otra tarea física exigente?
Lanzar una bomba F es más que una simple expresión de frustración por una situación físicamente exigente, según un nuevo estudio publicado el jueves en la revista American Psychologist. Puede ayudarte a concentrarte mejor, dejar de lado lo que te detiene y completar la tarea.
El estudio sugiere que “las malas palabras, una herramienta lingüística simple y ampliamente accesible, pueden servir como una intervención efectiva para contrarrestar las tendencias de retención y mejorar el desempeño”, dice Richard Stephens de la Facultad de Psicología de la Universidad de Keele.
El estudio fue realizado por cuatro investigadores de dos instituciones: Richard Stephens, Harry Dowber y Christopher Richardson de la Facultad de Psicología de la Universidad de Keele en Inglaterra; y Nicholas B. Washmuth del Departamento de Psicología de la Universidad de Alabama en Huntsville. El grupo llevó a cabo dos experimentos para determinar si decir malas palabras puede aumentar el rendimiento físico y si el acto promueve un estado en el que es menos probable que las personas restrinjan su comportamiento.
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En ambos experimentos, los investigadores pidieron a los participantes que levantaran y apoyaran su peso corporal contra el asiento de una silla usando solo sus manos durante el mayor tiempo posible.
Los participantes eligieron una mala palabra y una palabra neutra y se les pidió que repitieran las dos palabras seleccionadas cada dos segundos. Los resultados mostraron que el uso de malas palabras aumentó significativamente la cantidad de tiempo que los participantes pudieron mantener su peso corporal en comparación con el uso de palabras neutrales.
El segundo experimento contó con 94 nuevos participantes, el doble que el primero, pero provocó la apatía entre los espectadores, que acompaña a la desinhibición. La idea era que las personas que hacían ejercicio extenuante en el gimnasio podrían preocuparse por cómo los ven los demás, sólo para darse cuenta de que estas personas están demasiado involucradas en su propio entrenamiento como para preocuparse por lo que piensen los demás. El estudio encontró que reconocer la apatía de los demás puede impulsar los propios esfuerzos y mejorar el rendimiento.
En última instancia, los experimentos respaldaron la idea de que decir malas palabras permitía a los participantes mantener tiempos de retención más prolongados. El uso de la mala palabra les permitió superar limitaciones anteriores y lograr su objetivo, aumentando así la confianza en sí mismos y promoviendo un estado de flujo psicológico positivo.
Juro que podría mejorar tu próximo entrenamiento.