Según Reuters, Instacart está recibiendo actualmente el equivalente regulatorio de un carraspeo por parte de la FTC, que ha enviado a la plataforma de entrega de comestibles una solicitud de investigación civil con respecto a su herramienta de fijación de precios basada en inteligencia artificial Eversight. En otras palabras: la agencia quiere saber por qué algunas personas pagan mucho más que otras por su muesli ecológico.
El problema salió a la luz después de que un estudio descubriera que los compradores ven precios completamente diferentes para productos idénticos en las mismas tiendas; en algunos casos, precios hasta un 23% más altos. Instacart dijo que estas pruebas de precios eran aleatorias y no estaban vinculadas a un algoritmo que se dirigiera a los clientes en función de su historial de navegación. Pero si la gente ya está preocupada por poder comprar huevos, esa distinción probablemente no signifique mucho.
La fijación de precios dinámica no es nueva ni necesariamente nefasta. Harvard Business School le cuenta cómo las plataformas digitales siguen siendo competitivas. Las aerolíneas lo usan, los hoteles lo usan y, como sabemos, Uber lo usa. Las empresas sostienen que ayuda a equilibrar la oferta y la demanda, maximizar la rentabilidad y crear escenarios en los que todos ganan.
Pero hay una diferencia entre pagar extra por el viaje a casa desde el bar y pagar extra por la comida (la comida no es opcional). Entonces, si bien la investigación no demuestra que se hayan cometido irregularidades, no sorprende que la FTC, que ha investigado las estrategias de precios basadas en datos de otras empresas, esté haciendo preguntas. En una economía donde todos se sienten presionados, es probable que la verificación de precios de utensilios de cocina basada en inteligencia artificial atraiga la atención.