El jueves por la noche, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que exige un marco regulatorio único a nivel nacional para la inteligencia artificial, a expensas de la capacidad de varios estados para regular la tecnología emergente. “Para ganar, las empresas estadounidenses de IA deben tener la libertad de innovar sin regulaciones onerosas”, dice la orden. “Pero una regulación gubernamental excesiva frustra este imperativo”.
Como se esperaba después de que se filtrara un borrador de la orden a principios de esta semana, la pieza central del documento es un “Grupo de Trabajo de Litigios sobre IA cuya única misión será desafiar las leyes estatales sobre IA que son inconsistentes con la visión política del Presidente”. La fiscal general de los Estados Unidos, Pam Bondi, tiene 30 días para crear el grupo de trabajo, que se reunirá periódicamente con la IA de la Casa Blanca y el zar de las criptomonedas, David Sacks.
Como se describe en el Plan de Acción de IA de julio del presidente, la administración también negará el acceso a fondos federales a los estados con leyes de IA “gravosas”. Específicamente, el Secretario de Comercio se centrará en los fondos disponibles a través del programa Broadband Equity Access and Deployment (BEAD), un proyecto de 42.500 millones de dólares para ampliar el acceso a Internet de alta velocidad en comunidades rurales.
Los grupos de defensa se apresuraron a criticar la orden del presidente. “Esta orden ejecutiva tiene como objetivo debilitar las acciones a nivel estatal para brindar supervisión y responsabilidad a los desarrolladores y operadores de sistemas de IA sin hacer nada para abordar los daños reales y documentados que causan estos sistemas”, dijo Alexandra Givens, presidenta y directora ejecutiva del Centro para la Democracia y la Tecnología, en un comunicado a Engadget. “Los estados que toman medidas para proteger a sus residentes de tales daños no deberían verse amenazados con ataques legales, ni el gobierno debería castigar a los estadounidenses rurales amenazándolos con retener la financiación de los servicios de banda ancha que podrían conectarlos a la IA en primer lugar”.
Vale la pena señalar que los intentos anteriores del presidente Trump de restringir la capacidad de los estados para regular la IA como mejor les parezca han resultado impopulares en todo el espectro político. Como parte de su “One Big Beautiful Bill”, el presidente intentó imponer una moratoria de 10 años a la regulación de la IA a nivel estatal. Esta cláusula finalmente fue eliminada de la ley en una votación decisiva de 99 a 1 en el Senado.